Soneto 14
(Luís de Camões)
Sutil cinta de trenza que recibo
en prenda de la cura que merezco,
si al verte, contigo me vuelvo loco,
¿qué no sería ante el cabello entero?
Esas trenzas de oro que apretaste,
que los rayos del Sol desacreditan,
no sé si como engaño ante mi súplica,
o por atarme, las has desatado.
Hermosa cinta, te admiro en mis manos,
y por satisfacción de mis dolores,
como quien nada tiene, he de tomarte.
Y si no se contenta mi deseo,
le diré que, en el código de amores,
por el todo se toma alguna parte.