Soneto 17
(Luís de Camões)
Seguía el fuego, aquel que le acercaba,
Leandro, contra el mar y contra el viento;
le faltaban las fuerzas y el aliento;
Amor los revivía y renovaba.
Después de ver que el alma se ausentaba,
no desfallece; y en el pensamiento,
pues hablar ya no puede, su propósito
al mar, por que lo cumpla, le encomienda.
–Oh mar, se dice el joven a sí mismo,
no te pido la vida, solo quiero
que salves la de Hero; que no vea…
mi cuerpo muerto, aléjalo
de aquella torre. Sé en esto mi amigo,
pues en vida tan envidioso fuiste.