Loredana Volpe (Caracas, Venezuela, 1990). Escritora, traductora y directora de la compañía teatral La Salamandra, con la cual trabaja hoy en día en Barcelona. Autora de A pesar de tu santa cólera, publicado por Navona Editorial (Barcelona, 2018) y Ejercicio de aniquilación (RIL editores España, 2023). Premio Publicación del Concurso Nacional de Poesía Joven Rafael Cadenas (Caracas, 2017). Máster de Estudios Teatrales por la Universidad Autónoma de Barcelona y el Institut del Teatre. Licenciada en Letras por la Universidad Católica Andrés Bello, casa de estudios de la cual fue profesora de las cátedras de Movimientos Artísticos y Dirección de Actores. Desde el 2021 colabora con el Papel Literario del diario El Nacional, en Venezuela.
IX plomo
del plomo se dice que es el peor de los metales.
según los tratados alquímicos, puede conducir a la locura.
la locura son las noches.
la contaminación del metal en la mente:
«temo que lo que soy
me destruya».
hasta Isaac Newton, después de estudiar a Philalethes,
en sus intentos por convertir los metales en oro
se expuso a los vapores venenosos
en busca de la salvación.
eso de recurrir a la salvación
parece perseguirnos:
la tierra negra se calienta hasta destruir la naturaleza antigua.
tú entenderás este deseo inherente.
cuando una vida ha sido agostada,
una tierra —y quienes la habitan—
condenada a la aniquilación,
te preguntas, vivo como estás,
cómo puedes seguir respirando,
moviéndote con el peso del plomo
tirando contra el suelo,
despeñado, en picada
hacia el fondo.
y desde allí, cómo volverás a mirar
las estrellas con los ojos limpios.
qué harás con toda esa densidad
que te impide siquiera
abrir un palmo la ventana,
buscar la luz.
[De Ejercicio de aniquilación, RIL editores España, 2023]:
xxv. ansia
hay cuerpos que quisieras arrancarte de la piel, como un cirujano estás dispuesto a abrirla e ir cortando lámina a lámina, esperar pacientemente hasta ver crecer una piel nueva, sin mácula. dejar que sea besada por el amor y no por la miseria del amor, que es una suerte de género, de difícil categorización en donde carne y sujeto se ven seducidos por la desaparición repentina del cuerpo que en cuestión es objeto del deseo como un fantasma recorriendo el dormitorio, en frente de la mesa mientras comes, devolviéndote la mirada cuando sonríes, a tu lado en el tren volviendo a casa y después como un homúnculo con todo su peso entre las sábanas.
más vale renunciar a este género.
dejar que esa piel nueva se entregue fiel a sí misma y no a otra visión fantástica.
V. Primera súplica
supe de los que no tuvieron un lugar
antes de mí, tantos,
como de las horas perdidas en no poder articular
palabra,
no saber decir: «necesito puedo
podría quiero soy un ser aquí ayuda
si alguien oye vibrar las paredes de una casa,
son las lámparas los platos destrozados
los jarrones debajo de los muebles ayuda».
todo parece ajeno artificio dentro de la boca,
la lengua la consciencia diluida torpe:
«ayuda nadie puede escuchar si alguien pudiera
ver más allá de las formaciones rocosas de una prisión
en una calle iluminada las bicicletas
las latas de cerveza apiladas en perfecto equilibrio
las flores muertas en la única ventana
y dentro el golpe queriendo significar
de tanta impotencia queriendo romperse,
la mente cerrada con doble llave
como cada noche la puerta».
pido al cielo rindamos cuentas:
«ayuda ayuda
que el enemigo
acecha».