Descripción
Dentro de la casa, al alba
te refriegas los ojos como el caballero
que ha velado sus armas
ha ardido el fuego toda la noche
y ahora solo deseas dormir.
Ha sido una larga espera de tres lustros,
te detienes, piensas por un momento
en tu vasto cansancio.
Pero hoy es mucho más,
se remonta hasta la imagen legendaria de un guardián
que hiere tu cuerpo con su lanza.
Viste fracasar la entrega tantas veces,
tantas veces fueron inútiles las cartas
enviadas a Dios.
¿Hay suficiente calor en la habitación?
Con cuidado doblas tu ropa
y la dejas sobre la butaca,
Los zapatos bien alineados al pie de la cama
protegerán tu sueño.
Mañana la carta que escribas
no será ya una oración.
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