Descripción
Oración del alma
Funda la naturaleza el ser
y sopla en este páramo un espíritu
capaz de arrebatarme.
Hoguera calcinada es la memoria,
remolino de sombra el tiempo
que así viene a morir.
Olvidados paisajes y símbolos perdidos
por los que ya no acude el pensamiento.
Solo noche y más sombras en el azar
que habito, cielos yertos los dioses
que entumece el misterio…
¿Qué potencia del mundo, decidme,
qué maldad
o qué muerte se me ha desatado?
¿Qué alma impía me arrastra
en pecado o caída por las ciegas escalas
donde el ser se revela
soledad ya, olvido,
o signo de lo muerto?
¿Qué más allá me sella,
qué ebriedad me asalta
sin color ni sustancia
con su esencia invisible?
Tu imperio, amada, de ruinas y murmullos
ha vuelto en sueño el cuerpo:
¿y no es acto de amor?
¿No es este convertir la vida
en muerte, en todo en nada,
el puro encuentro mío con lo alto
y al fin con él yo cobraré sentido?
A ti me entrego, amor, y en ti
me busco. Sé tú la noche plena
donde se alce mi cuerpo unido
a lo absoluto. Que tu mal
sea mi bien, santa sombra, muerte
santa, y proclame mi ejemplo
la verdad de tu vida.
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