Descripción
A LA LUZ DEL SOL *
El sol cae sobre mí,
hoy cobrizo y dorado,
sobre párpados durmientes,
nunca lo he solicitado:
porque oscurece mi piel
y siempre algo bueno da.
Es algo que no deseo:
temo la felicidad.
Y quien así lo acepte,
tan cobrizo y tan dorado,
porque el grano da sazón
y a los frutos eclosión,
¿quién será, el denodado?
Lo que dio pródigamente
fue sin reflexión tomado,
don que nadie exigía
de un conmovedor día:
luego será reclamado.
Lo que malgastar podías,
la calderilla de cobre,
de oro grandes montones,
riqueza, muchos doblones:
¡Ay que pronto serás pobre!
Sólo bolsillos vacíos:
ya viene el acreedor.
¿Con qué vamos a pagar?
¡Ay, que no venza el temor!
* Este poema se repite en Mensajes de la lluvia, pág. 315.
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