Descripción
En el cuerpo del mundo
Mira de nuevo el mar, sonrisa innumerable,
aprende de su lengua la pobreza
en el verano de los girasoles
muertos, mira otra vez las olas,
saliva de los dioses, llénate de su luz,
que no podrá saciarte. Oh mundo,
en tus médanos gira todo aliento
a la busca de un cuerpo: el tuyo, luz.
Nos cegaste. Seguimos caminando,
a tientas en lo oscuro, hasta encontrar
para siempre ese cuerpo al que abrazarnos,
la cascada de luz, y ahí está la eternidad.
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