Descripción
Adán y el ruiseñor
La soledad le ciñe la figura.
La mirada le da contorno y nombre.
Sólo alcanza su pecho lo que asombre
Su soledad, sus ojos, su pavura.
Adán es todavía esencia pura
Descendida de Dios para ser hombre.
Nadie viene a decir su oscuro nombre
Ni a compartir su habitación oscura.
Un presagio, un anuncio, una centella
Le invade al solitario. Se alza y reclama
A lo celeste su perdida huella.
Y nadie le responde. Vencido ya no clama
Ni pide la presencia de su estrella…
De pronto un ruiseñor canta en la rama.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.