Descripción
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También el consuelo se agota,
como los dones o la gratitud.
Trabaja tus ojos
como se trabaja el cristal fino,
haciendo lo opaco transparente.
Y que el corazón no se desboque
y te ciegue la locura en playa extraña.
¿Estás preparada para amar de nuevo?
Aquí, el umbral de lo inefable,
la entraña doliente de Dios.
Siempre volvemos a la casa del padre.
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