Descripción
VIII
Traedme uno y os enseñaré el lenguaje de los muertos y las canciones de los muertos, dijo la muchacha que lloraba polen. Nadie puede entrar en la carpa del circo sin ser visto, dijimos. Las paredes están llenas de ojos y los techos están llenos de ojos y todos han aprendido a susurrar y a desconfiar de los extraños. Entonces tampoco nadie saldrá, dijo, y acercó el candil a la tela roja de la carpa. Cuando se oyeron los primeros gritos, ella comenzó a dar palmas y saltos de alegría.
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