Descripción
«Antes nosotros no teníamos rostro, éramos un pueblo anónimo, con el rostro escondido, clandestino, con el rostro prohibido. Y ese rostro que me sube del corazón a mí a que empiezo a reconocer en todos los nicaragüenses y en toda Nicaragua es el rostro de Sandino. Un rostro saliendo de la oscuridad, de la muerte, del olvido, de la prohibición, al sol, a la claridad, saliendo de la sombra, de la montaña, a la calle, a las plazas, un rostro bajo el ala del sombrero divino diagonalmente por la luz y la sombra. Ése era el rostro del pueblo nicaragüense, me dije». Era el pintor hablando.
Y el escritor José Coronel Urtecho dijo: «No hay ya nadie que no esté claro, dentro y fuera de Nicaragua, que Nicaragua es otra».
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