Descripción
Noche de verano
Igual que en el teatro,
acotaré la escena:
dulce noche de junio; noche clara
con remotas estrellas
y con flores cercanas.
Tan sólo dos personajes:
mi perro y yo. Mudos protagonistas
que piensan en silencio. ¿O es que creen,
que piensan, pobrecillos?
Me mira el perro. Solo sus instintos
–sexo y hambre– parecen inquietarlo.
(De su lealdad habría que hablar).
El perro, un lobo macho, está a mi lado.
Él sabe bien que lo llamamos «Noche»,
y al igual que la noche es también negro.
Pero yo sé más cosas, muchas cosas.
Pobre cerebro humano,
cargado de palabras.
Ya que hablamos del gozo de la noche
limpia y clara, contaremos estrellas,
la nebulosa nominada Andrómeda
y también los planetas…
Siempre aprendiendo cosas
que después, y por suerte,
se desvanecen solas.
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