Descripción
2. Vaivén
Me he prometido ir documentando las miradas perdidas del autobús, el gesto que se sienta, despreocupado, en un vagón de metro de jornadas laborales y mal aliento, una sonrisa de esa azotea del sol aún adolescente. Pero ahora estamos aquí, en este barco amarrado, lleno de turistas que contratan excursiones a un lujo alquilado. Todos lo son.
Frente al espejo, sin el vaivén del mañana, anclado en un presente de todo entra si enseña la tarjeta. La compañera se peina, los vecinos permanecen silenciosos revisando su diario de abordo, y uno, sin conexión, se cuestiona si tantas redes protegían de algo, de alguien. Quién, a estas alturas, no es un funámbulo.
El equilibrio, la frónesis recomendada, es un simulacro contra los radicalismos. Pero, sin darnos cuenta, vamos poniendo fronteras a nuestra escritura, a la mirada, a los proyectos que nacen después de un parto con demasiada anestesia y comadronas. Las ideas no son espejos. Son chimeneas.
La compañera se prueba, dos, tres americanas. Una pasarela privada. Saca el libro sobre flamenco que le regalé, y a´si nos hemos traído la casa a cuestas, a esta Suecia de paso. Las rutas van arañando las arenas colindantes y, majestuosamente, nos enseñan un camino que no se hace al andar. Nos reclamamos el baño, para el maquillaje o el afeitado, como quien supone que los territorios son de uno, propiedades que nos adjudicamos por el simple hecho de pisar suelo. Y pasar pestillos.
Día completo, noventa y ocho euros por persona, firma y excursión contratada. Entre las oscilaciones, los papeles van exigiendo nuestra rúbrica. Danzamos, a tientas, por los bálticos de un verano que sólo se asoma.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.