Descripción
¿Debe la poesía dejar de interesar a la filosofía? ¿Hay que romper (imperativo o necesidad) la ligazón que en Europa, desde hace dos siglos, une a la filosofía –al menos, a aquella que se cuestiona sus orígenes y se preocupa por su posibilidad– con la poesía –al menos, con la que se reconoce en su vocación hacia el pensamiento y alimenta también la preocupación por su destino–? ¿Hay que conseguir (imperativo o necesidad) que la filosofía abandone su deseo de la poesía y que, de manera inversa, puesto que en este caso se da reciprocidad, la poesía renuncie a toda esperanza de proferir lo real?
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