Descripción
Nenia
¡También debe lo bello morir! Esta ley que a todos doblega,
el pecho de piedra de Zeus, el estigio, no mueve.
Sólo una vez el amor ablandó al señor de las sombras,
y ya en el umbral revocó, inexorable su don.
Las heridas del bello mancebo Afrodita no sana
que en el cuerpo gallardo causole el feroz jabalí.
Tampoco la madre inmortal salva al héroe divino
cuando cae al cumplir su destino en las puertas Esceas.
Asciende ella empero del mar con las hijas todas
y entona el plañido en honor de aquel hijo mil veces glorioso.
¡Mirad! He aquí que ya lloran los dioses a par que las diosas,
porque lo bello perece y sucumbe, fatal, lo perfecto.
Ser un treno en los labios amados también es glorioso,
pues lo vulgar en silencio se pierde al hundirse en el Orco.
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