Descripción
AQUÍ, en el azul del azul
ante un balcón que asoma a mis 50 años
una piscina en invierno
resplandece de cal y de hiedra
en memoria de los veranos venideros.
Impertérrito, sabe ignorar
el tiempo y su desazón cambiante;
impertérrito sabe estar, ser ahí
sin más razón que estar ahí.
De pronto el fucsia encendido
interrumpe las cavilaciones
y lo impermanente hace que la mano vuelva
al vértigo modélico de lo impermanente.
«Soy mano. Soy una mano que se detiene, que borra»
y, como fuera una ronda infantil
repite con la voz de la mente
«un, dos, tres, volvemos a empezar».
(en la medialuz noctámbula de mi lámpara)
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