Descripción
XVIII
Los días que tuvimos de felicidad en el nido
son ya flores secas que corresponden a un jardín
en el que los árboles se confunden
con figuras humanas que no creen en ti,
por eso me doy una vuelta por la ciudad sin luz
y busco mujeres que tengan la edad que tenías,
quiero conocer la estela de soledad
que ha quedado de tu cuerpo
en las trémulas esquinas fracasadas,
miro las ventanas que mueren después de las diez
y no veo tu rostro, se ha pulverizado
por las ramas de los árboles
y dentro de mí un aliento de muerte vibra
transformando mi dolor en fuente ácida
que tira su amor sobre la tierra.
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