Descripción
SU MIEDO
Le encanta el altar portátil que trae el pastor,
sus diminutas angarillas y vinajeras,
la cruz que se levanta al abrir la tapa,
como esa bailarina que se desdoblaba
en mi joyero, alzándose y girando como los muertos
cada vez que lo abría. Después, la tapa
la volvía a doblar, y ella hacía su reverencia
en la oscuridad, tal como esperaba yo,
bajo la cama, al amanecer. Mi padre ha olvidado eso,
abre la boca para recibir en la lengua el disco poroso,
le encanta llamar Padre al pastor.
¿Hay miedo en alguna parte de su cuerpo?
Los nódulos del cáncer están por doquier,
apoya la mano donde le levantan la piel,
palpa los lugares por donde el cirujano ha entrado en él.
Me pide que los toque.
Tal vez su miedo no sea a morir,
no sea a la muerte, sino al grito
que toda la vida guardó dentro de sí.
Y sólo quedan semanas.
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