Descripción
Mi primera vejación como madre
ocurrió una noche de verano
en la que un loco me tomó
y me recostó sobre la hierba
y me hizo concebir un hijo.
Jamás la luna había gritado tanto
contra las estrellas ofendidas
y nunca habían gritado así mis vísceras,
ni jamás había girado su cabeza el Señor
como en aquel instante preciso
en que vio ofendida mi virginidad
de madre en un ludibrio.
Mi primera vejación como mujer
ocurrió en un rincón oscuro
bajo el calor impetuoso del sexo,
y sin embargo nació una tierna niña
de sonrisa dulcísima
y todo fue perdonado.
Pero yo no perdonaré jamás
y aquella criatura me fue arrancada del seno
y encomendada a manos mas «santas».
Pero fui yo quien resultó ultrajada,
yo quien ascendió más allá de los cielos
por haber concebido una génesis.
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