Descripción
ENTONCES
¿Y para qué aprendí a escribir
la palabra abandono…? Entonces no era
posible que la primavera
tuviera intención de morir.
Niño yo entonces, ¿dónde ir?
Iba al reino de la madera
-juguetes, pinos- y a la era,
para ver al trigo crujir.
Ahora llevo las manos llenas
de recuerdos vivos aún.
Larga es la noche y largo ha sido
este viaje. A duras penas
paso entre niebla, como un
niño mayor que se ha perdido.
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