Descripción
El Amante ciego
para Ambrogio B.
Temblar por una hoja,
pensar que el delirio es un pecado,
luego hacerse viento, un viento de ámbar puro…
En nosotros llevamos las columnas
del misterio, y te recuerdo frío
como una enorme bola de miedo,
sin embargo, me gustabas y habría sepultado
en los grandes ojos llenos de valor
aquella melancolía que tú conocías
y yo me preguntaba «¿es tan ciego
como para no ver mi pensamiento?».
En fin, te entregué el monumento
de mis países, demasiados y malditos,
tú te fuiste lejano a África
y nunca te vi regresar.
Valoraciones
No hay valoraciones aún.